Fuente: Diario Vasco
Los cetáceos han hecho las delicias de todos los que se encontraban en el puerto
El avistamiento de algún delfín no es un hecho inusual en las costas guipuzcoanas, pero que un grupo de unos diez cetáceos se pasee por el puerto de cualquier localidad ya no es algo tan común. Eso es precisamente lo que ocurrió este miercóles en Getaria, donde este grupo de delfines nadó tan campante durante un buen rato. Hasta la trainera del club de remo de la localidad se paró para dejarlos pasar.
En San Sebastián, el pasado mes de mayo se produjo un hecho que no es la primera vez que sucede ni tampoco será la última. Una pareja de delfines nadó en aguas de la bahía La Concha. Con el mar en calma, casi plano, los ejemplares, al parecer de la familia de los mulares, lucieron sus brillantes aletas dorsales y lomos oscuros.
Su presencia no pasó desapercibida para los visitantes que se congregaron en torno al escenario por excelencia de la capital guipuzcoana. Los cetáceos se adentraron casi hasta la playa y realizaron algunas piruetas y saltos. Fue un espectáculo ver sus evoluciones.
Los individuos pertenecían a la misma familia que «Pakito», el delfín que apareció por primera vez junto a otro ejemplar adulto y una cría en la primavera de 1998. Meses después se quedó solo y se asentó en aguas de La Concha, donde vivió nada menos que siete años.
Los avistamientos de delfines en Gipuzkoa son relativamente frecuentes. A primeros de abril, una veintena de individuos atravesaron la bocana de Pasaia.
El pasado año otro delfín mular, de casi tres metros de longitud, recorrió buena parte de la costa cantábrica y se dejó ver en numerosos puertos. Tras pasar Bizkaia, llegó a Mutriku y luego a Donostia. Estos ejemplares reciben el nombre de «embajadores», ya que llegan incluso a interaccionar con los humanos.
Fuente: Diario Vasco
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